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“Corría el frío invierno de 2014, y yo estaba dirigiendo en el Palacio del Infantado de Guadalajara al coro de Azuqueca de Henares cantando  Jesu  Bleibet Meine Freude de JS.Bach, cuando una mujer guapísima que había estado pegada a pie de escenario se me acercó y me dijo, “hola, soy Mamen Jiménez, ¿por qué no montas un coro como éste en la escuela?”

Nos pusimos a hablar y resultó ser vecina de Cabanillas y que ademas tenía un montón de amigas con las que había cantado en la escolanía del colegio cuando eran pequeñas y le apetecía volver a hacerlo. Así que me dijo que ella se encargaría de llamarlas y nos emplazamos para un par de días después.

El primer ensayo que hicimos fue en mi casa, en una buhardilla helada, pero no cabíamos en el salón, y lo primero que cantamos fue Hallo Django. Estaban Mamen, sus amigas del colegio, su hermana Cristina y un marido, que además resultó que cantaba como los ángeles, y la experiencia fue tan buena, que decidimos hacer el coro una realidad. Dos cursos  después añadíamos la parte del coro infantil, que nos acompaña siempre en nuestros conciertos. “.

De esta manera recuerda Marina Santiago, el inicio de esta magnífica aventura. 

Con un repertorio que transita por todos los estilos, ya que a lo largo de los años hemos creado una miscelánea de títulos,  que van desde la música africana a la zarzuela, pasando por la música moderna, tradicional y clásica, es el único coro de la región con estas características.

A lo largo de los años hemos establecido una seríe de conciertos y talleres imprescindibles ya en Cabanillas, como el concierto de Navidad, en el que pedimos la participación de otros coros, el encuentro coral con Jim Papoulis o el taller de Música Africana con Niurka López, vinculando la mayoría de los proyectos a organizaciones benéficas como Cáritas, APANAG o NIPACE”.

Además de los conciertos y talleres establecidos,  cada año participamos en diferentes eventos y actividades.

Una cosa que todos los que entran nuevos a la agrupación valoran es el buen ambiente en los ensayos, las risas y lo bien que se sienten al finalizar el ensayo, cargados de energía para enfrentar la semana, además del descubrimiento de repertorios a los que nunca habían tenido acceso como intérpretes y que no se disfrutan igual escuchando que cantando.